El humor está muy presente enáel catálogo de Anagrama, tantoáque en2009, con ocasión del 40.ºáaniversario de la editorial, JorgeáHerralde editó una antología noávenal llamadaáEl mejor humoráinglés, unparticular homenajeáque ofrecía cuentos y fragmentosáde novelas deautores insignes deála casa. En 2014, para celebraráun lustro más devida, se lanzóáuna colección efímera —deáocho títulos— llamada «La conjura de la risa». Ambasáiniciativas contaron con lapresencia de Evelyn Waugh yáuna de sus obras más célebres:á¡Noticiabomba!Siáesta novela satiriza el mundo del periodismo deáprincipiosdel siglo xx,áLos seres queridosáhace lo propioácon la industriadelámortuary businessáestadounidenseáde los años cuarenta, quebrindaba la posibilidad deáenfrentarse a la muerte maquillando ydisfrazando a losádifuntos hasta convertirlos en ridículas parodiasdeálos vivos. Esta preocupación por el reposo eterno de losáseresqueridos también se hizo extensible a los animalesáde compañía, yaunque el lector contemporáneo estááacostumbrado al apego—casi humanizador— a las mascotas, las muestras deaflicción
El humor está muy presente enáel catálogo de Anagrama, tantoáque en2009, con ocasión del 40.ºáaniversario de la editorial, JorgeáHerralde editó una antología noávenal llamadaáEl mejor humoráinglés, unparticular homenajeáque ofrecía cuentos y fragmentosáde novelas deautores insignes deála casa. En 2014, para celebraráun lustro más devida, se lanzóáuna colección efímera —deáocho títulos— llamada «La conjura de la risa». Ambasáiniciativas contaron con lapresencia de Evelyn Waugh yáuna de sus obras más célebres:á¡Noticiabomba!Siáesta novela satiriza el mundo del periodismo deáprincipiosdel siglo xx,áLos seres queridosáhace lo propioácon la industriadelámortuary businessáestadounidenseáde los años cuarenta, quebrindaba la posibilidad deáenfrentarse a la muerte maquillando ydisfrazando a losádifuntos hasta convertirlos en ridículas parodiasdeálos vivos. Esta preocupación por el reposo eterno de losáseresqueridos también se hizo extensible a los animalesáde compañía, yaunque el lector contemporáneo estááacostumbrado al apego—casi humanizador— a las mascotas, las muestras deaflicción
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